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CrisÂlida

Entre las sedas y los grillos del sueño, como un ave que cae en derrota, se fue desplomando y cayó con una violencia progresiva. Sintió entonces, una espiral de miedo. En sus huesos se caló la sensación de que rebotaba contra la nada, que descendía sin posibilidad de parar a tomar aliento, ahogada en la crueldad de la caída. Se notó suave, débil, poca cosa, rompediza, como una hoja de hierba seca que se desquebraja contra el viento. Pero sólo cuando se hizo mil pedazos, constreñida en una postura tergiversada, se despertó abruptamente. Despertó del sueño, despertó del miedo, despertó del coma. Buenos días, soy su doctor, diga realidad.

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